sábado, 12 de marzo de 2016

¿Dónde nos quieren llevar?


   
     No llego a comprender, o sí, todo este circo que nos tienen montado todos estos políticos de baja monta.
     Me hace gracia, o más bien me cabrea, que nos tomen por imbéciles. ¿Si se les llena la boca de agua diciendo que buscan el bienestar de todos los ciudadanos, a qué esperan? Sean representantes de la derecha, izquierda, extremista o de cualquier otro signo, a la gran mayoría nos importa ya un carajo su tendencia. Lo único que deseamos es que se dejen de pamplinas, no mareen la perdiz y sea quien sea, se ponga en marcha, gobierne bien y administre mejor. Pero no solo para unos pocos, sino para todos.
     Muchos de nosotros hemos vivido ese tiempo en el que primaban nuestros ideales para elegir el partido que más estuviera de acorde con nuestro pensamiento, pero creo que muchos, o por lo menos yo, estamos desencantados de cómo han ejercido ese ganado poder político. Lo único que deseamos, ahora, es que los que gobiernen sean unos buenos profesionales que sepan dirigir el país con buen criterio y ni que decir, con total honradez.
     Hay otra cosa que me llama la atención de la política. Mucho oigo decir que estamos desbordados de políticos, que sobra el senado y también las diputaciones. ¿Y los miembros que llenan el congreso de los diputados? Ya me explicareis para que sirven 350 congresistas si todos siguen las directrices de su partido. ¿Para aplaudir las ocurrencias e ironías de su portavoz? Como se suele decir: “para ese viaje no se necesitan alforjas”. Creo que las decisiones a tomar con solo reunirse un representante de cada partido, llevando consigo la fuerza del porcentaje asignado por las urnas, ya es más que suficiente. Este diputado, o llámese como se quiera, que represente a su partido, sabe de antemano que debe defender, ante lo que se vaya a debatir, y que posibilidades tiene para que su alternativa sea la que prevalezca.